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Yo cantaba cosas. Sobre Devoiced, de Agustín Genoud*

Noelia Billi

* Agustín Genoud, devoiced [ TRR 05 ]. Sello: TRRUENO. Fecha: 26/3/2018. Arte de tapa: Sergey Kolesov (Astrosuka)

Entre mímesis y eco, el disco de Agustín Genoud expone un sistema de dinámicas vocales que son pensadas y dispuestas a través de algoritmos propios, modulaciones que reúnen la técnica biocorporal y la maquínica en un vocablo que aquí aparece en un estado de tergiversación máxima que, a la vez, nunca abandona su transparencia: la voz.


¿Quién habla? Pregunta encantada que funciona hace tiempo como un atractor del pensamiento. Si bien Devoiced es un “disco de estudio”, es imposible separarlo de las performances en vivo de AG: allí el sensorium espectador puede estar totalmente abierto a lo que se ofrece a la vista, el oído y el tacto, sin secretos. No obstante, nada hace sospechar que eso que percute en los oídos y en el cuerpo está siendo emanado de forma personal por un individuo. AG parece querer mantener una conversación no personal, no individual, con quienes comparte un espacio un poco indeterminado (inespecífico en la medida en que una cierta sonoridad dislocada abre ese espacio a un tiempo intenso que lo perfora). Es en este sentido que el prefijo de- aplicado a la voz (voice) (en su formulación anglófona, recordemos, de acuerdo a la cual se estaría haciendo referencia a aquello que tieneejercita la voz) adquiere toda su densidad: el hablante/hablado no hace de la voz el artilugio técnico que lo reúne consigo sino que lo conecta e/a/morosamente con lo que toca.

Una voz trastornada que no significa porque tiene una dinámica oleosa, un peso que no empasta sino que arrastra sin diluir una cantidad de elementos que no se sabe bien si estaban ahí antes ni si van a estar después. La escena, entonces, no tiene que ver con la representación o la obscenidad de una voz que se apropia del espacio: avanza, es cierto, y arrulla antes de arrollar. Privado de una voz una y propia, apunta a alcanzar ese lugar incierto donde el sonido abandona su tarea humanizante para dar a ver lo invisible: un recorrido que sobrevive gracias a las fallas y blancos de un bucle recursivo que funciona mal.


AG puede referirse a veces a ecosistemas, algo que podría sugerir una medioambientalidad virtuosa entre un afuera y un adentro. Sin embargo, nada parece más ajeno a estas delimitaciones que Devoiced. Si se trata de un ecosistema es el de una ambientalidad no-moderna, donde esta no se construye en contraste con individuos que se conectan con ella para intercambiar algo. Es decir, no se trata del espacio del mercado del que los sujetos extraen rasgos que los individualizan. En una relación no extractiva con el medio, AG, devoiced como está, inventa y mueve el aire siguiendo un ritmo. Es, en verdad, el desequilibrio (que no es la desigualdad del mercado) lo que marca este ecosistema. Una voz expandida (el término es técnico) es una voz que marca el más allá de lo humano, por decir así, pero sin trascenderlo. En este sentido, AG forma parte de ese circuito en el cual la expansión no es el mejoramiento tecnificado del hombre que entona un canto y se eleva (salt(e)ando lo meramente humano) sino que pone en cuestión la delimitación centrada en lo humano de la voz. El sonido, pues, antes que emanado es volcado, y en ese vuelco se vuelve inhumano.

 

¿Quién habla? Nadie habla, y nadie canta. AG canta cosas. ¿Qué se derrama de la cosa cuando es cantada? Una  corriente innumerable de resonancias móviles, que involucra cuerpos de todo tipo. De ahí la obsesión con la desarticulación vocal, con el desparramo de físicas orgánicas (mamíferos y aves, principalmente) pero también de elementos simples (el fuego, el aire, el agua). Mimar estas fisiologías orgánicas e inorgánicas implica desnaturalizarlas y resulta en una ambientalidad, si se quiere, pensada a partir de los ecos entre lo más interior del cuerpo humano (el aire caliente atravesando la garganta) y lo más exterior (algoritmos, amplificadores, paredes, etc.). Y si el set en vivo de AG puede ser un fuego, el registro (su disco) también es una lluvia de granizo que no se sabe bien de dónde viene, solo cae y perfora. Por eso allí la voz no lo expresa sino que es la transformación del medio en medio expresivo: las cosas no tienen un sonido a causa de AG, más bien a través de él todo se hace garganta que suena.

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